jueves, 30 de mayo de 2013

Lo inesperado - O inesperado - Capítulo 1


No es una traducción. Obviamente, mi castellano es más fluido que mi portugués, pero he decidido aprovechar las redacciones que hago periódicamente para mis clases. Así, un texto creado en brasileiro, ha sido adaptado y ampliado al castellano, y este es el resultado.
Amenazo, habrá más..., jajajaja



Últimamente trabajaba mucho, demasiado.  Todas las luces del edificio se iban apagando una tras otra y sólo la de su despacho permanecía encendida hasta altas horas de la noche. Otro viernes más, sería la última persona en desearle: “Buen fin de semana,  José”, al vigilante nocturno.

Esto no es vida” – pensaba, mientras terminaba de poner en la carpeta los últimos documentos que se llevaría para leer en casa.

Ojalá no tuviera que llevarse trabajo este fin de semana, estaba realmente cansada y necesitaba salir, disfrutar del sol incipiente de primavera, de su parque favorito. Añoraba sus gastadas zapatillas, y las sendas, que en otro tiempo, recorría casi a diario. Siempre le sentaba bien caminar, llegar a casa, cansada, sudorosa y con ese hormigueo en las piernas que ascendía hasta el corazón y la hacía sentirse tan viva . . .  Pero bueno, positiva siempre, “ya llegarán tiempos mejores” se decía a sí misma . . .

La reunión, concertada para el lunes a las 08:00, era muy importante, y necesitaba haber leído para entonces el montón de informes que la miraban sombríos desde encima de su maletín, los metió dentro y cerró . . . Al menos, podría leerlos tumbada en su sofá, mientras su cantante favorito musitaba, sólo para ella, con una copa de buen vino verde en la mano, uuummmm “Nadie ha dicho que no se pueda disfrutar mientras se trabaja”, se dijo a si misma.

Cuando llegó a casa, se dispuso a darse un buen baño relajante antes de dormir. Se quitó los zapatos de tacón, el elegante traje y se quedó sólo con aquella maravillosa camisa de seda que tanto amaba . . . ¡Por Dios! ¡Cuánta añoranza!, cómo echaba de menos esos días, ese viaje, ese país, ese romance . . .

Dio al play en su reproductor . . . Las notas del piano comenzaron a llegar a sus oídos, penetraron hasta su cerebro y el milagro ocurrió de nuevo... Aquella  música siempre la hacía volar hasta aquel fantástico bungalow en el que fue tan feliz.

Bailaba, se deslizaba, giraba, acompañaba los acordes, con los sentidos a flor de piel, con esa tensión relajada que se alcanza en los momentos de felicidad, respirando hondo, con los ojos cerrados, mientras sentía sus latidos, y como la sangre fluía alegre por todo su cuerpo . . .

Ay! – Se había golpeado el pie contra algo.

Paró, abrió los ojos y allí a sus pies un paquete desconocido.

-“Esto no estaba aquí esta mañana”- dijo en voz alta, mientras empezaba a sentir como su corazón se aceleraba. -¿Quién lo habrá mandado?- se preguntaba mientras se iba acercando despacito, recelosa, pero ávida a la vez.  Buscaba la etiqueta del remite, pero no estaba a la vista. Lentamente lo fue girando, “tampoco en este costado, ni en este otro, ni aquí”.  Una sensación extraña se iba apoderando de ella mientras cogía la caja para voltearla . . . allí estaba la etiqueta, escrita con tinta verde, letra abigarrada, de difícil lectura, pero inconfundible . . . 

Le temblaban las piernas, se quedó sin aliento, las fuerzas la abandonaron, su cuerpo, laxo, emitió un ruido sordo al chocar contra el suelo cuando se desmayó.
(. . . continuará . . .)



Não é uma tradução. Meu espanhol é muito mais fluente que o meu brasileiro. É uma história criada em brasileiro para as minhas aulas e que foi escrita de novo, mais comprida e trabalhada em espanhol. Espero que vocês gostem.... continuara....


Ultimamente tinha trabalho demais... a luz do seu escritório ficava acesa quando todas as demais tinham se apagado muito tempo atrás.
Era quinta-feira à noite, e ainda estava arrumando as pastas com os relatórios que tinha que levar para ler na sua casa no fim de semana. Quem dera que não tivesse que levá-los mas a apresentação estava marcada para as 8:00 horas da segunda-feira. Ao menos, poderia ler deitada no sofá com seu cantor favorito cantando só para ela e uma taça de bom vinho verde. Outro sábado a mais trabalhando em casa depois de uma dura semana.
Quando chegou na sua casa, foi tomar um relaxante banho antes de dormir, jogou fora seus sapatos de salto, seu elegante terno, e ficou só com aquela maravilhosa camisa de seda que tanto amava... Nossa! Quanta saudade de aquela viagem, de aquele país, de aquele romance…

Deu ao “play” do seu reprodutor e o som do piano fez que sua mente voasse até aquele fantástico bungalow onde foi tão feliz… Enquanto girava dançando pelo corredor viu uma coisa estranha: 
Esse pacote não estava lá de manhã...

Quem o enviou?

Aproximou-se devagarinho, procurando o remetente, e quando conseguiu vê-lo

Desmaiou-se...