lunes, 25 de julio de 2016

Rotondas

. . . que no rotundas



Recuerdo cuando hace veintimuchos años empezaron a aparecer las rotondas en nuestras carreteras y en nuestras vidas, yo ya conducía por ese entonces y sigo haciéndolo.

Al principio, como todo lo novedoso, supusieron un desafío. Hubo discusiones encarnizadas entre detractores y defensores, sirvieron para poner a prueba el carácter de muchos de nosotros: indecisos, atrevidos, osados. Dejaban al descubierto aquellos rasgos de nuestro carácter que trasladamos al volante cuando conducimos y que a veces tanto sorprenden ¿quién no se ha desconcertado alguna vez con el carácter de algún conocido al volante? Algunos se transforman, pero la mayoría de nosotros trasladamos nuestra manera de entender y obrar en la vida a nuestra manera de conducir. 
Vamos que si yo os cuento que soy una tía super tranquila al volante, que voy muy despacio y que no me sacan de quicio los que van a su puta bola conduciendo no os lo creeríais . . . aún así . . . 

Bueno, los años han pasado y las rotondas se han incorporado a nuestra vida y cada día nos demuestran sus bondades, imaginaos lo que sería con el volumen de tráfico de la actualidad, 4 semáforos en cada rotonda. 

Podemos enumerar un montón de cosas para las que nos sirven las rotondas ademas de regular el tráfico en los cruces.


Decoran nuestros pueblos y ciudades, con mejor o peor fortuna.Nos dan la bienvenida a nuestros lugares de vacaciones. Nos hablan del carácter de la ciudad que las posee.



Muchas albergan plantas, fuentes, flores, espacios que sirven de refugio a pajarillos que viven, comen o se refrescan en ellas.




Pero para mi,  una de las cosas que más aportan las rotondas es la enseñanza de vida que suponen. Puedes entrar en una rotonda y no tener muy claro cual es tu ruta, pues bien, te das una vuelta completa, ves lo que existe y en la segunda eliges tu salida, incluso, si sigues dudando, te puedes dar una vuelta más. Aún así, cuando salgas, puedes comprobar que aquél no era tu camino, que tu decisión no fue la correcta, pues bien, continúas un poco más, sin hacer maniobras arriesgadas, sin jugarte el tipo, y en la siguiente rotonda, das la vuelta y regresas a tomar el camino cierto, sin culpas, sin reproches, sin crucificar a nadie, ni a ti mismo . . .


Y si eso no es una enseñanza de vida . . . que venga Dios y lo vea.


martes, 5 de julio de 2016

MUJERES sin foto

MUJERES 


Os contaba el otro día sobre mi Proyecto MUJERES, ese día hablábamos de mujeres a las que fotografiar, hoy os hablo de otras, aquellas con las que me cruzo pero por alguna causa no pueden ser objeto de mi cámara pero si de mis dedos . . .

Son un montón de mujeres anónimas con las que me he relacionado en los últimos días, en una campaña de trabajo muy diferente a mi trabajo habitual. En esta ocasión se trata de atender muchas personas diferentes para una labor de escasa duración por lo que con la mayor parte de las personas hablas menos de 1 minuto, sólo cuando la afluencia te lo permite puedes dedicar algo más, o en algunos casos concretos, por revestir alguna dificultad añadida. Así he hablado “un ratito” con invidentes, escayoladas, madres recientes, octogenarias, o simplemente gente muy despistada a la que le cuesta esto mucho…


Muchas de ellas vienen solas: viudas, solteras, o directamente mujeres al cargo de familias, que vienen en representación de sus hijos, maridos, yernos, o de quien haga falta. Otras vienen acompañadas por sus hijos, y otras a acompañarles a ellos, y muchas vienen con sus maridos, y ahí es donde me he tropezado con un escalón complicado de salvar en ocasiones, me cuesta mucho callarme cuando veo como tratan algunos maridos a sus mujeres. 

Esos maridos de 70 o más años que se acercan al mostrador con arrogancia, ellas se quedan medio paso por detrás pero dentro de mi ángulo de visión, lo que nos permite intercambiar miradas cómplices, cuando les aviso que llegando con 2 horas de antelación les tocará esperar 2 horas, y ellas me sonríen y me dicen con la mirada “¿Y crees que no se lo he dicho?”. O tienen su DNI preparado porque saben que la cita está a nombre de ellas, aunque sean ellos los que se empeñen en decir primero su propio nombre, el del "hombre", y arruguen el morro cuando comprueban que es ella la que figura en nuestra lista. ¿Y si hablamos de tecnología? “Enséñale a esta señorita el mensaje del móvil”, porque son ellas las que controlan los SMS, las fotos de los nietos, y el Skype para hablar con sus hijos que viven fuera . . .

Hay un buen puñado de mujeres de más de 70 años que tiran de su carro, del de su marido, del de su casa, de las citas médicas, de las tecnologías, de hijos y hasta de nietos que se traen con ellas a nuestras citas, y no son pocas las que tienen que aguantar que sus maridos las traten con poco respeto, que las manden callar sin ningún pudor, o que las digan en voz alta ¡Tú que sabrás!. Hay todavía mucho machismo arraigado en esta sociedad en la que nos toca vivir, y lo peor es que lo tenemos tan asumido que nos pasa desapercibido en gran parte de las ocasiones, y por eso escribo y por eso hago fotos, y por eso, en ocasiones, a pesar de que no deba, no puedo callarme y salto como un resorte, para acallar esas actitudes diciéndoles, alto y claro, está usted equivocado, lo correcto es lo que está diciendo su mujer, y ¡que a gusto me quedo!

Ahora cuando acabéis de leer, echad un vistazo a vuestro alrededor, físico o virtual y decidme que no conocéis a nadie así . . . Cuando consigamos responder "NO, no conozco a nadie", estaremos curados de ese machismo tan arraigado en nuestras vidas.

Ahhhh y mi foto favorita es esa que no tengo, porque en el trabajo no le puedo pedir a una SEÑORA que me deje hacerle una foto. Pero es ella, una mujer de 80 años, muy bien arregladita, sin excesos, de las que no les importa confesar su edad, porque se sienten seguras de quienes son. Vino sola, y afortunadamente en un momento en el que no tenía nadie detrás por lo que pudimos disfrutar de unos minutos de conversación en los que me contó que el fin de semana anterior estando con sus hijos, se presentó la ocasión de caminar un rato, y como ella no llevaba sus zapatillas deportivas con algo de cuña, se calzó unas que le prestó su nuera, que tiene el mismo número, e improvisó sus cuñas poniendo papel de periódico en los talones y así se hizo sus 7 kilómetros como la campeona que es.

Gracias, mujeres como tú, sois las que me inspiráis cada día para seguir luchando por aquello en lo que creo.


MUJERES
No sé de donde me saqué esta foto pero siempre me inspira. Gracias a su autor/a