martes, 28 de febrero de 2017

Polvo en suspensión

No me gusta la calima

He tenido que recurrir a la RAE en busca de una definición precisa de un fenómeno que todos conocemos y que en las últimas semanas ha trastornado nuestras vidas. 

calima1
De calina, infl. por bruma.
1. f. Accidente atmosférico consistente en partículas de polvo o arena en suspensión, cuya densidad dificulta la visibilidad.


La calima es como un velo, más o menos traslúcido, más o menos opaco, que no te deja ver con claridad, no te deja respirar a fondo, matiza todo lo que percibes a través de él e influye en todo lo que piensas y decides . . . 

Por fortuna existe el viento, ese mismo viento que la trae a nuestras vidas, el mismo que la arrastra fuera de ellas. Cierto es que a veces se hace esperar o sopla con poca decisión o en la dirección no deseada, pero, a fin de cuentas viene a nuestras vidas, revuelve nuestros cabellos, y con ellos nuestros pensamientos empiezan a agitarse de nuevo sin la presencia aplastante de la calima.

No todas las calimas son atmosféricas. Hay veces que nuestras vidas se ven afectadas por capas y capas de polvo en suspensión y a veces hasta nos sepultan haciendo que nos falte el aire, y es entonces cuando con el último resquicio de aliento que nos queda debemos tener la suficiente serenidad para decidir a que vamos a dedicar ese aliento postrero, y pensar en el viento . . .

Soplar, resoplar, despejar las vías respiratorias, abrir una ventana que nos permita recibir ayuda del exterior, desplazarnos hacia un lugar menos afectado, dejar que el viento que nace en lo más hondo de nuestro corazón comience a despejar nuestros caminos y dejarnos mecer, dejarnos arrastrar, eligiendo las corrientes ciertas, las aves saben mucho de eso, y nosotros de aprender de ellas.



 Y si es en compañía, aún mejor.



Miles de cielos azules nos esperan sobre nuestras cabezas, es sólo decidir remontar el vuelo y aplicarse a ello.

martes, 7 de febrero de 2017

El ingrediente secreto

¿Cuál es el secreto? ¿Qué marca la diferencia?


Creo que ya lo hemos hablado, pero nunca me canso de insistir en lo que creo importante. ¿Por qué me salen ricas las mollejas? 





Porque no es lo mismo hacer la comida que cocinar.

Porque no es lo mismo ver que mirar. 

Porque no es lo mismo oír que escuchar.

Porque no es lo mismo hablar que comunicar.

Porque no es lo mismo amueblar que decorar.

Porque no es lo mismo sobrevivir que vivir.

Y por supuesto no es lo mismo . . . Bueno, mejor esto os lo dejo a vuestros pensamientos, vuestros recuerdos o incluso vuestros sueños . . .

Porque poner CARIÑO en lo que haces es lo que marca la diferencia.