miércoles, 14 de junio de 2017

Esa necesidad imperiosa de poner fantasía en mi vida . . .

Bipa, demasiado corpórea para un mundo de etéreos 


Las últimas semanas están siendo muy complicadas: problemas de salud, mecánicos, laborales, demasiados contratiempos, demasiado trabajo, mucha inmediatez, muchos cambios de planes para adaptarse a circunstancias sobrevenidas, en fin una dosis excesiva de realidad para aliñar las 2-3 últimas semanas.

Ya me ha pasado otras veces, mis meses de mayo y junio son históricamente complicados, ya cuento con ello, pero a veces se superan incluso las previsiones.

Entonces hay que tomar medidas drásticas para combatir esas sobredosis de realidad aplastante. Desde muy pequeña he buscado la compañía en libros, son refugio, consuelo, apoyo, diversión, evasión, significan mucho en mi vida, de hecho, existe un "Mis esenciales 3: Los libros" pendiente de publicación desde hace mucho. 

Pero en esta ocasión no voy a hablar de los libros en general sino de un género concreto: La Fantasía. 

Leer libros de fantasía es un revulsivo estupendo para mitigar los excesos de realidad, me dan ese punto justo de evasión que me hace más digerible la realidad.

En esta ocasión le ha tocado a Laura Gallego, en concreto a "La Emperatriz de los Etéreos". No es el mejor libro que he leído de Laura. Adoro la trilogía Memorias de Idhun y a sus protagonistas: Jack, Victoria y sobre todo Kirtash.

Pero hoy no toca hablar de ellos. Hoy le toca a Bipa, la potente protagonista de La Emperatriz de los Etéreos. 

Una chica demasiado pragmática, demasiado sensata, demasiado adulta para su juventud, reacia a creer en cuentos y fantasías. Y a pesar de eso, dispuesta a asumir una aventura que la lleva a enfrentarse con todas esas cosas en las que no cree, y aún así, afrontar una búsqueda, un insospechado camino donde todo la empuja a cambiar y el reto más difícil consiste en seguir avanzando sin perder su esencia.


En fin, una mujer demasiado opaca, para ese mundo de translúcidos, etéreos y otras veleidades, que viven alrededor y en el camino al palacio de la Emperatriz, aquél alumbrado por una fulgurante y atrayente estrella azul.

¿Por qué será que me siento cómoda leyendo historias de mujeres que aunque adaptadas e integradas sienten que hay algo que las impide encajar del todo?

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